jueves, 9 de septiembre de 2021

No cabe duda

Acabo de escribir: Sean tan amables y lean Calzada. Y si en verdad quieren a los demás tomen esto a broma.

Luego pasé a otra cosa: Sin futuro el presente puede vivirse como experiencia extraordinaria, pero... Paré ahí, al emplear por primera vez en diez años la preposición maldita y similares y no recurrír a sus contrapartes sino cuando flojeaba: aunque, si bien...

Maniático, evito los artículos tanto como puedo y jamás hallarán uno repetido dos veces en el mismo párrafo. Sigo la fórmula también con tiempos verbales, sujetos y otras cosillas, y cuido que no vuelvan sustantivos y adjetivos usados antes, huyendo siempre del quequeo y la cacofonía cuyos aires saben a rima.

No sirve, confieso, pues si los giros abundan, fallo en el propósito mayor: provocar imágenes. 

A punto de pedir perdón al mejor Víctor Hugo, me pregunto por sus traducciones. ¿Cuántas magnificas figuras están en El Manifiesto romántico edición francesa? Cierto, no hice ni medio estudio para escogerlo y seguramente hay mejores ejemplos a los cuales rendir culto. 

Debí guiarme por Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier y tales y cuales contemporáneos míos, digamos. ¿Yo, el que no tenía vocación literaria y viejo se descubrió ágrafo virtual, así hubiera publicado mil cosas? 

A bromas la llevo hoy, no cabe duda.

Para identificar la nota y nada más.

Me distraigo porque no sé qué decir sobre las últimas inundaciones y el cambio climático y buscando información encuentro una frase que equis académico soltó como sobrentendido: "las antiguas civilizaciones y la nuestra". ¿Se refiere a lo sucedido tras 1492? 

Modernidad, solemos llamarle y el grueso del mundo empezó a conocerla bien a bien en los mil ochocientos y novecientos. Así la "antigüedad" china, persa, hindú, duraría hasta entonces. 

“Ante el cambio climático hay que reorganizar la economía como se hizo ante el fascismo”, escribió
Naomi Klein en marzo pasado, llamando a un New Deal no solo estadounidense.

Hay especialistas universitarios que parecen vivir sin hacer gran caso a esas preocupaciones y subrayan las virtudes de los anegamientos en Egipto, Mesoámerica, etcétera. ¿Teoría del caos? Pamplinas, quizá dirán, usándola.

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Ahora tengo cuarenta y algo años y camino por mi ciudad natal, que vivida como vacación cada dos o tres semanas resulta maravillosa.

Nuestro país urbano es una colonia y allí casi no lo parece por el circular de ideas e iniciativas. No paro visitando amigos y conocidos que me llenan con ellas la mochila. 

-Imaginación, vuela -le pido sin necesidad, mientras recorro barrios donde los siglos murmuran incansablemente y por millones hay paisanos que relatan cuanto punto cardinal exista entre sierras disputándose espacios a codazos y costas secas a ambos lados, húmedas, tórridas, templadas, con sus golfos de particularísmos secretos. Porque macrocefálico el país, todo confluye allí, también los más allás de novedades -mundo, le llaman.

Y otra vez soy treintón, veinteañero, niño, y las calles se rehacen tantas veces como circunstancias y estados de ánimo demandaron.    

SIGUE  
 

               

 El once ideal

Este Un largo viaje quiere ser ahora cuaderno y no más blog donde apuntar. Si lo consigue -como si necesitara gran cosa para lograrlo, jeje...