En Taxco, que ubicamos por Red de agujeros, el líder del sindicato minero recibe una llamada anónima ordenándole dirigirse a cierto hotel.
-Te quiero ahí porque sino tu familia sufrirá -le dicen.
No se sorprende, sabiendo lo que casi cualquier otro mexicano o mexicana, y va. Tiene cuarto reservado y apenas entra le marcan desde un distinto, también desconocido celular.
-O pides diez copias de la credencial de elector a cada agremiado o tú, los tuyos y aquéllos dense por muertos. Luego les avisamos por quien deben votar.
Es un nuevo, desvariado colmo, sin salida para el hombre. ¿Los mafiosos pretenden que doscientos o trescientos trabajadores hagan caso a su dirigente? A éste no le queda sino denunciar y santiguarse.
Dos años atrás en no recuerdo qué ciudad grabaron una llamada entre capos menores:
-Cuál disputa por mercados. Dedicate a la política. Ahí está el pan.
Ahora hay veinte mil puestos de representación popular en juego, abundantes informes sobre aspirantes a gubernaturas relacionados con cárteles y treinta y tres asesinatos a candidatos menores.
No, pues esta madre llamada país no tiene remedio aunque fracase el complot de Claudio X González y sus políticos, empresarios e intelectuales asociados, "emisario del pasado", como se decía antes. ¿Cuántos morenistas y aliados del Verde y el PT que triunfarán, están involucrados con la maña?
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La historia posterior al cardenismo es un enredo, confirman los videos.
A ese primero asomando al poder, sumemos esta espléndida exposición que refleja a la izquierda profesional.
Entre el libro que mal comento y la charla aparece un México cuya urdimbre no comprendía, sin importar cuánto paseé su historia y estuve cerca de luchas sociales.
Seré muy experto en el diario asesinato del deseo y así la vida cotidiana me revela secretos no siempre perceptibles por otros. Pero para la política me descubro como un lelo.
Sí, cierto, estoy más o menos consciente de ello y por eso organizo talleres tras talleres que ilustrando a los demás también me instruyan, llegó tardísimo al conocimiento y atisbo apenas. Imposible remediarlo, ahora o desde el principio. Puro instinto lo mío.
En consecuencia no envidio a los citados hasta ahora, futuros primeros mandatarios, intelectuales o militantes de carrera, digamos, e incluso puedo despreciarlos, pues deben responsabilizarse por nuestro basuriento país, que construyeron o no lograron combatir según se debía, ocultándoselo a los llanos mortales para usufructo de su propia inteligencia.
El sujeto es el colectivo, quien no vio aquí a Carlitos, Mijaeles, Vladimires, Luxemburgos, Magones, etcétera, abriéndoles caminos. Nos tocaron Toledanos y cosas por el estilo, háganme favor, o Güeros Medranos peor que desconfiables... a veces, solo a veces.
Como sea, se tenga o no cacumen, la realidad ríe y pasa factura cuando le dedican miradas simplonas. Háganse talleres, siquiera, en un esfuerzo por entender.