lunes, 30 de agosto de 2021

El "mal menor" y la memoria

Respuesta de la CNTE a la manipulación del susodichos y sus demagogos seguidores: https://www.facebook.com/Secci%C3%B3n-9-Democr%C3%A1tica-Snte-Cnte-101977678161510/

 

¿Qué sé de este tema repetitivo para mí?

Como la absoluta mayoría escucho ecos y traduzco desde donde fui a dar por tendencia y casualidad. Debería arrimarme a un buen, parlachín árbol y no lo hallo. Cacarean todos, creyéndose expertos. ¿El presidente tabasqueño hace otro tanto a su manera y México, entonces, vuela en automático? No y sí, digamos, aunque tenga información a pasto. ¿Está mareado de tanta? 

-Cuarto redentor, ¿a cuál predecesor sigue? -debo preguntarle.

-A ninguno -responderá. -Ese es el quid.

-¿Neta? Seis años se van en un soplo.

-De mucho menos dispusieron Hidalgo y Morelos.

-Soltaban tiros, no mañaneras y disposiciones a una tropa desorientada o desconfiable.

-Juárez...

-No veo a Ocampo, Riva Palacio, etcétera. Por cierto: ¿Madero o Zapata?

-Más bien Carranza y Obregón -termina el diálogo cerrando un ojo.

Ese yo.

Rumbo a 2006 a Obrador se le reconocía como "mal menor" entre los mismos liberales ilustrados que en 2000 promovieron el voto útil por Vicente Fox. Los siguientes cinco años también lo llamaría así buena parte de las izquierdas cuya variada confluencia creó el Frente Nacional Democrático lidereado por Cuauhtémoc Cárdenas, quien representaba otro tanto -mal menor, se entiende-, tras fracasos de las utopías nuevas o reanimadas durante los sesenta a los noventa.  

En aquél 2000 los pequeños sueños que las suplieron, encarnadas por el PRD, tocaban fondo electoralmente: 17%. Doce años habían bastado, pues, al neoliberalsmo criollo para recordarnos: Zapata, Villa y el legado magonista produjeron una revolución incomparable en la América Latina del primer siglo XX, que derrotada no pudo recuperarse mínimamente ni siquiera gracias al cardenismo, fenómeno muy superior a quien le dio nombre.

Aprovechando a éste, las clases medias emergentes revalidaron entonces su antiguo triunfo armado, para formar una dictadura perfecta, que produjo los mayores cambios sociales desde Cortés, con tasas de crecimiento económico sin parecido en el subcontinente. Monstruo corporativo, ocupo todo: al propio Estado como gran capital, dirigido por una figura omnímoda que se refrescaba cada sexenio; nexos con las clases sociales, a quienes sumó por primera vez a un real empresariado formal e informal - mafias criminales. quiero decir.

En su recambio posmoderno, digamos, reformó el código electoral para flexibilizarse, abriendo espacios a la oposición. México no conocería, entonces, segundas vueltas y a AMLO le bastó menos del 37% para sufrir un fraude -si hubiera aquéllas casi puede asegurarse que habría perdido en términos legítimos-. A cambio, el próximo fundador del Morena como impulso para desplazar al PRD, tuvo desde ya una base activa y beligerante que, a la manera de cualquier país y tiempo, podía forzar el cambio -nunca en ningún sitio se necesitó más para producir grandes transformaciones. 

A fines de 2011 pagaba los costos de su decisión, apareciendo tercero en las preferencias y solo, otra vez, el súbito empuje popular e ilustrado lo puso en condiciones de sufrir un segundo, distinto fraude.

Para entonces Morena discutía falsamente si sería movimiento o partido, reproduciendo la estructura tribal perredista, sin mínimos contrapesos ahora, porque Obrador, fiel a las enseñanzas recibidas en el priato que lo modeló, afirmaba su literal autocracia. 

Comités, congresos, consejos nacionales morenistas decidían tal y cual cosa y él las echaba atrás cuando le eran incómodas. En mente, una regla: Requiero a sectores prósperos o patronales para ganar. Si desde 2014 ó 2015 el régimen político hegemónico durante cien años se autodestruía a enorme velocidad, no importaba. Pactaría con Dios y el Diablo. ¿Era necesario? A esas alturas, habiendo tirado por la borda cuanto permite a un proyecto del pueblo confrontar cara a cara al sistema, quizá.

Hoy conserva el sello de "mal menor".

-0-

¿Y a mí qué me importa? El curso del país sí, aunque no lo entienda. 

Retomé este apunte para bromear y vuelvo a las mismas. Continuemos un poco.

Trescientos maestras y maestros chiapanecos se colocaron frente al establecimiento desde donde AMLO daría por primera vez, creo, una mañanera en gira. Estaban allí también algunos campesinxs y trabajadorxs de la salud molestxs -vaya complicaciones con los géneros

-Hablen con Delfina -dijo nuestro preciso a lxs mentorxs, aludiendo a ese cero a la izquierda que creyendo evitarse complicaciones puso en la SEP, tras tener allí al paniguado de Salinas Pliego.

-Ella no resuelve nada. Usted sí.

El todopoderoso buen lector de Maquiavelo seguro pensó: 

-¡Bingo!, puedo seguir mi numerito contra los malos -y volvió a la camioneta de sus mejores aliados, los militares, como recién confesó o presumió. -No soy el Canallín ni sus fifis compadres de FRENA. Organicé El Campamento, ¿recuerdan?

-Asústame, por favor -exclamaron al unísono los miles y miles doctorados en madrazos con granaderos y soldados. Y el profe que iba al frente de quienes protestaron, ahorcado públicamente hasta por el periodismo crítico:

-Hay liderzuelos que anteponen sus intereses a los del país.

Menudo lío ahora para la CNTE, hacia afuera y adentro.

-Soy un genio -¿te soplaste al oído, Mal menor?   

                                    

 El once ideal

Este Un largo viaje quiere ser ahora cuaderno y no más blog donde apuntar. Si lo consigue -como si necesitara gran cosa para lograrlo, jeje...