sábado, 24 de abril de 2021

En fin

 En los años 1970 A usaba un monitor de televisión y un teclado para no se entendía qué. Matemático metido a la economía aportaba perspectivas inusuales para los marxistas mexicanos y tenía algo de nerd. Yo lo frecuentaba por compadrazgo, como compañeros de movimientos sociales, y le hacía preguntas sobre el cachivache.

Me explicó con paciencia lo que debía saber cualquiera mínimamente ilustrado; digamos, mi hermano, quien por entonces agujereaba tarjetas para reproducir series interminables de Adn en su investigación sobre cáncer. Fue este bro el que hacia 1985 me obligó a comprar una computadora portátil.

Eran fines de los 1990 cuando internet y el celular aparecieron a mi vista. Al segundo lo mandé a la verga por mamón y el otro recibió una agradecida bienvenida. 

De redes sociales supe con relativo retraso, si bien estuve puntual a la cita del primer FB. 

Así o asá estaba fatalmente atrasado, pues la revolución en el conocimiento me pasó de noche y   seguía siendo un sesentero. Apenas entrados los 2000 descubrí ese mundo al cual servía como emblema Foucalt.

-Oh, my Dog! -díjeme, pero ya ni qué intentarle.

Eso sí, en adelante pocos navegaron tanto, hasta hoy, al fin rendido no por la edad sino en razón de... Para qué repito.   

 

F:jJf-

 El once ideal

Este Un largo viaje quiere ser ahora cuaderno y no más blog donde apuntar. Si lo consigue -como si necesitara gran cosa para lograrlo, jeje...