Frecuento un sitio donde se patean bajo la mesa con singular alegría. Es normal. Sobrevivir económicamente cuesta mucho y más hacerse una imagen ante los demás.
Reconozco que entro al juego a ratos. Eso sí, no podrá acusárseme allí ni en ninguna otra parte de pisotear a un congénere.
En todo caso sigue urgiendo hacer las maletas o irse a raíz, como decimos, aun cuando parezca haber sorteado los obstáculos que puse a nombre de una mínima dignidad.
Estoy compuesto por Células y nada se compara a eso. Me iré, entonces, con mi amita Tic, quien vaya a saberse si resulta pordiosera o, desgracia entre desgracias, próspera empresaria.
Grabé un video hasta cierto punto ideal para lo que perseguía, pues hacia su mitad debí leer viñetas "crípticas" en vez de romanticonas.
Claro, así quedaría mal, según comprobé con Juan.
-¿Por que sin aviso metes al Grillo? -dijo, desesperando.
-¿Te das cuenta dónde lo hago? -respondí en verdad paciente.
-Bueno, sí -reconoció... tarde.
En los cuadernos está como personaje con solo virtudes. Cuenta saldada. Sobran de esas allí.
Esperaba comprar dos tapetes de Morelos, para que la partida resultara amable. No alcanza el dinero. A cambio Gaby dejó así mis viejos zapatos percudidos por los boleros.
Hay mucha más gente dando grasa que lo pensado, jeje.
Siento decirlo, viejos amigos: si a vidas vamos, incluyendo proyectos secundarios (textos, etc.), quien debe pedir disculpas no soy yo, más jeje.
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