martes, 28 de septiembre de 2021

Ese Joyce

¿Por qué James Joyce escribió Finnegans Wake, "la novela imposible de leer"? Se le antojó y punto. Orson Wells dice que antes de abrirla traía una enciclopedia y diccionario para apoyarlo. Luego al menor descuido estaba riendo como loco, con el autor a su lado, quien preparándola hacía mapas como este

tras anotaciones y más anotaciones en libretas y donde fuera.

Alguien dice: "El Finnegans wake se publicó en 1939. James Joyce se había pasado los anteriores diecisiete años escribiéndolo, desde poco después de acabar su Ulises. En 1941, tras afirmar que su último libro tendría entretenidos a los críticos durante al menos doscientos años, murió. Por ahora, su profecía se cumple: han pasado casi ochenta y ni siquiera hay un acuerdo completo sobre de qué se trata la novela. De hecho, ni siquiera hay un acuerdo generalizado acerca de si, en efecto, es una novela. 

"¿Cómo puede ser posible? Algunos datos que permiten darse una idea sobre el libro: en sus 628 páginas, el inglés funciona como idioma base pero amalgamado con otras sesenta o setenta lenguas, desde las más extendidas, como el español, el francés o el chino, hasta idiomas artificiales, como el esperanto y el volapük, o casi secretos, como el bearlagair na saer, una antigua jerga de los masones irlandeses. Esto da lugar a una especie de idioma nuevo, de forma tal que casi no hay línea del texto sin neologismos."

"Intraducible", según los expertos, los hispanohablantes que se le acercaban debían manejar siquiera un inglés impoluto, si tal existe.

Olvidé quién publicó una "Traducción de fragmentos (...) Del Libro 1, capítulo 8 (Anna Livia Plurabelle, página 215)". Va así: 

"Luego Nuvoletta reflexionó por última vez en su larga pequeña vida y juntó todas sus miríadas de decisiones errantes en una. Canceló todos sus compromisos. Se trepó a la baranda; profirió un infantil y nublado grito: ¡nuée, nuée!
"Un vestido luminoso agitándose, y luego ya no estaba más. Y dentro del río que había sido una corriente (porque mil lágrimas ya habían ido y venido por ella y estaba orgullosa y apasionada en la danza y su nombre limoso era Missisliffi) cayó una lágrima, una singular lágrima, la más hermosa de todas las lágrimas (quiero decir para aquellos amantes de las fábulas de amor-llanto que se "contentan" en el tan bello tipo de cosa común y corriente que se encuentra en cualquier tienda) porque se trataba de una lágrima saltarina. Pero el río se la llevó, bebiéndosela como si su corazón fuera un arroyo: ¿por qué, por qué, por qué? Sería tan tonto flotar, pero no, ¡no puedo quedarme!"

¡Uau!, ¿verdad?, aunque no nos demos cuenta de lo que va entramado allí y cómo, pues el traductor se quedó cortísimo o fue omiso sin más. 

Mi ignorancia no bastaba para impedirme el encanto del Ulises que, con obras de otros autores, revolucionó su extraordinaria época literaria respondiendo a acontecimientos enormísimos.  Atrapado por las palabras pasaba páginas que no se detenían a buscar guiños y referencias.

Claro, durante esos años sesentas en los cuales crecí, si sumamos a Faulkner, Rulfo y Onetti, que tal y cual cosa privilegió, y a Asturias, Carpentier, etcétera tras etcétera, resultaba imposible tragar a José Agustín y demás jóvenes, cuyos méritos aplaudían con justicia mis connacionales profesionalizados en las letras. 

Los aficionados son así, como yo que, por razones obvias perteneciendo a la izquierda, repudiaba a Borges sin leerlo. Ayer encontré esto de él, revelador hasta para mí.

Lo que no me permite esa torpeza sesentera es aplaudir la narrativa mexicana actual, jeje.

Evitemos imitar en petulancia a los exquisitos que morirán colonizados y cuyo propósito suele ser el lucimiento propio. Ulises y Finnegans Wake les pertenecen, aseguran ocultando su grisura. 

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 El once ideal

Este Un largo viaje quiere ser ahora cuaderno y no más blog donde apuntar. Si lo consigue -como si necesitara gran cosa para lograrlo, jeje...