sábado, 1 de mayo de 2021

Mía (2008)

La canción la dictó ella en el álbum de regalo con que por primera vez se presentó en mi casa. 

Una madrugada en un espacio de socialización virtual escribo:
¡Pa arriba, fodonga! y vete tú por el agua. Luego corres por el nixtamal y me haces mis chilaquiles. Y sin chistar, ¡zas, zas! -sí, cómo no; su abuela la despierta; a batazos me cae, ¡pum, pum!
Me debí haber empajerado con aquella que parecía crema chantilly con caramelo. Pero no, ahí va su buey con sus gustos de ¡denme hasta por donde no cabe!
5:07
Mía, ¿qué no podrías mezclar de tu onda pasión mortal, con tantito acomedimiento? Aliviánate, reina. Sé mi Mujer del Muerto, pero con airecito de doña Pruden haciendo de jefa de Davis Silva. ¿Cómo ves? Un rato que to haga de Rey del Barrio, ¿no? Anda
5:12 ·
Ve, nomás, a pura falta de ortografía me traes
5:13 ·
Y así sigo hasta pasado el amanecer.
¿Mía existe? Sí. ¿Estaba en mi casa esa noche? No.
Nuestro romance de seis meses es el más apasionado que tuve. Hemos gozado de sexo de mil maneras, las demostraciones de amor rayan en el delirio, nos engañamos sin parar, a veces con varias o varios a la vez, y en las muchas horas al día juntos no hay minuto sin reir. Nuestras puestas en escena nos habrían convertido en millonarios en el cine o el teatro de revista.
Tuvimos una formal ceremonia de matrimonio con invitados, quedó embarazada muy pronto y más pronto fue el parto. Nos nació un varón al que terminamos llamando Hurri, aunque su nombre en el registro civil es Hurricaine, por una canción. A los tres días el enano le había cumplido de la primera a la última de mis vecinas y satisfecho plenamente su Edipo con la autora de sus días. Y así, nuestro adelantado.
¿He visto alguna vez a la que también digo Ma-dame? Sí, nos hemos. ¿Tuvimos encuentros cuerpo a cuerpo? Contados pero furiosos.
Nos juramos amor eterno, ¿estaremos juntos un día? Ni yendo a bailar a Chalma, grita el sentido común: podrías ser su padre y ella vive entre la gente decente y tú no. De cumplirnos tal somos en la libertad del aire terminaríamos en un rincón del mundo muertos al poco por una mezcla de deseo saciado y hambre. De hacerlo lo decidirá la mutua convicción de que a cada una a solas no nos queda mucho por delante.

Caderas
Muero por unas caderas pero ellas se
mueven solas, sin querer, invitando, no importa la infidelidad a los ojos justo en el asiento del salón de baile donde más le duele a mi cabeza.
Según acostumbro doy la vuelta, que para penas ya tuve. La doy pensado en ellas. ¿Cómo decirles sin alterar su natural, hermoso vaivén?

Y va de vuelta el loco
Otra vez en el espacio de socialización virtual:
Hace 28 minutos
Muero, iba a decir, pero es Vivo, tras el vaivén de unas caderas, Mía
Hace 27 minutos

Y sobre las caderas, coronándolas, la fuente más grande de ingenio que vi en mi vida. Anda, mátame de risa otro rato
Hace 25 minutos ·
Oye, que se impacienta el maquinista. (Sí, ya viene, don, nomás está acomándose la falda.) Mía, dice el señor que no hay prisa. ((¿A qué se estirará tanto el hombre, con tamaños ojotes?))
Hace 21 minutos
Con cornamenta y todo, y no hay engaño pues nuestra noche de bodas la pasó con Ébano el haitiano, agarro el tren con ella.
Hace 17 minutos
Pa saber dónde iremos a parar, si esta línea la clausuraron hace años.
Hace 16 minutos
Total, lo que importa es el viaje, el tracata del animalote romántico hasta las lágrimas en las ruedas a punto de tronarse, la chimenea que parece sioux, a pura seña -una voluta tras otra, como en escupitajos-, las juntas chillando...
Hace 12 minutos
Y el paisaje tomado de la cintura de ella: de María Candelaria un rato, de Vámonos con Pancho Villa, luego. De estaciones ni hablamos: van de La Perla al Tesoro de la Sierra Madre.
Hace 9 minutos
Chale, Mía, ya ando delirando gacho. Mejor nomás apúrale por el carril de la alta del Periférico.


Mía doce horas después, el último vals 
Bailo el último vals. ¿Demasiado viento pa mí? Sí y no. No me importa girar y girar en la nada, pero prefiero el carne-hueso y cuando a la nada le aparece el carnal fantasma de siempre, volteo a ver a los míos y regreso a la rola que más me gusta:
And I wished for so long... cannot stay.
All the precious moments... cannot stay... E. Vedder
Espero que Mía entienda. En la pista a oscuras te llevo o me dejo llevar.

Entonces de tanto en tanto una puerta se abre, la sombra de un hombre aparece, pone su firma de exclusividad en el departamento, escucho sus pasos por tu cuarto, los veo sentarse a tomar el té, de súbito él cierra la puerta con coraje, y de vuelta a la oscuridad ya no sé si bailo a solas.
Mientras, la sonrisa irresistible de dos enanos de circo vuelve a llamar y sé de nuevo que sólo ese amor, a la vista por los ventanales, es incondicional. 

Mía, sacando el pañuelo por la ventana del tren
Un gran poeta ruso escribió algo así: La barca del amor se estrelló contra la vida cotidiana. 

Mía final: de cómo con un amor eterno basta jalar la palanca del escusado
Cien momentos de majestuoso delirio sexual, gritos al cielo para que escuchara que ni Jesús amo tanto. Un hijo incubado en seis semanas... Por el aire.
Ya estábamos, creo, matrimoniados, cuando supe que cometíamos adulterio. Ya estaba el Hurri dando lata, me parece, cuando fui informado que no tenías teléfono, pues era propiedad privada de tu legal señor.
Por muchas horas al día nos hacemos palabras, y no vives en Estocolmo sino pasando la loma. Verte siquiera de lejos es tan imposible como una nueva resurrección.
Tu foto se hizo perfil en blanco así que escribo como si anduviera en el Amazonas con Aguirre en 1542.
Ring, ring No estoy, porque a lo mex balada El cupable soy yo. Está bien, reina, acostumbrado a no pelar los ring, ring estoy de sobra.
Total aire éramos y en aire tarde o temprano habríamos de convertirnos. Soplamos los dos y adios.

Nuestros años felices (recordando a Mía)
Pasaron los años a la manera que debe en una historia como esta, en dos segundos, pues, y el tipo cada vez menos creía cuán burlados fueron ella y él por la mentira que a la primera el dios del viento le vendió: De tocar tierra siquiera una vez, desaparecerás. Al recordarlo, al hombre se le salía una lagrimita por los dos, hecha burbuja de jabón, claro, que se rompía con una mera insinuación. 

Mía, mirando hacia dentro
Escribí del romance con Mía haciéndola aparecer como la equivocada y quien andaba por los cerros de Úbeda no era ella sino yo.
Vale una frase de Álvaro Carrillo con cuatro palabras agregadas: "Que terribles resultan la gentes demasiado buenas"; no lo son y "parece que siempre perdonan, pero en el fondo siempre nos condenan".
Mía jugaba en el aire por sabia. Cómo engañan las apariencias, entendía, yo en cambio, nada.
Ahora sus caderas se me pasean por el alma: nada nunca más cierto y mágico conoció mi cuerpo.
En este viaje donde al deseo le cae dentellada tras dentellada, hemos muerto otro poquito los dos. Yo, ya abuelo, cuando volteo a mirarme encuentro casi puro hueso. Tú defiende tu hambre como perra, amor.

Tuya
En el pasillo, con el cigarro en la boca de siempre -el cigarro y la boca, se entiende-, frente a la ventana abierta el cabello de Mía es una tormenta al revés -de la canción, digo-. La mirada parece perdida, y no, busca, nunca sé qué, y las caderas de quedarse quietas detendrían el tren, que quien manda son ellas y no él.
Si yo fuera tu amante de cabecera, el tipo ese de la pandereta, te haría ahora mi mejor canción, pero apenas doy un Do. Así que te beso en la nuca para que tu aroma se me quede y con la mano tomas mis nalgas en despedida, sin voltear.
Sigue siendo Tuya, amor, digo en silencio, y sonreímos sin vernos, los dos. Luego una lagrimita a solas, los dos. 

Sé, Mía
Sé que te asomas, Mía. Que en las notas contemplas al sesentón que sigue siendo tuyo así no lo creas y leyendo busques las huellas de su pérdida.
Y no puedo evitar entristecerme por ti y por mí, imaginar tus días preguntándose entre el trabajo, los piropos que aborreces pero inculcas, las cajetilla y media de cigarros, el par de uvas por todo desayuno, el frío mortal donde sea, el delirio por el viento en el que te recreas.
Los diez meses juntos haciéndonos como cada uno quiso siempre y de la inesperada manera que el otro inculcaba, valen por una vida. A los demás les parecerá una tontería y no es.
Cómo decirles que no exagero un palmo al dibujar tus caderas, tu boca, el inconcebible empequeñecerse de tu cuerpo todo, los montes y los valles entre tus piernas, líquida, líquida, en mi cuartito a oscuras las veces suficientes para no entender más mis días sin eso.
Te extraño con locura y sin embargo… En realidad no hago sino respetarnos con fidelidad. Decía Partir y ahí seguía. Decía Silencio, Bienaventurados los viejos, Siempre mejor cuanto entre más se vaya, y tú conmigo: En el primer tren, adonde sea, sin un peso en el bolsillo. Y nada.  
Ya le escribió Bart a su maestra y esto no es caricatura pero: Adonde vaya, Mía…
Chance y si cumplimos de una distinta, todavía más idílica manera, y ahí están los dos pares de vías y vamos casa la chingada.

 El once ideal

Este Un largo viaje quiere ser ahora cuaderno y no más blog donde apuntar. Si lo consigue -como si necesitara gran cosa para lograrlo, jeje...