jueves, 24 de junio de 2021

Daño colateral

 Estoy aburrido de mis autoconmiseraciones. Vaya aquí la última, de este ciclo, jeje, que viene bien al personaje perder pie en el alambre. La amita no lee estas notas y si lo hiciera le saldrían sobrando pues me sabe al derecho y al revés. 
-Que haga su circo -pensaría. -Lo conforta.  
  
 
¿Daño?, ¿lo que se presume desahuciado, según entiendo cada día mejor por cómo otros se comportan conmigo? Otros, no todos, ni siempre, reparo ahora recordando apenas ayer o dos días atrás o una semana a lo sumo.
¿Alucino?  No, los mensajes son claros. ¿Desde hace cuánto?
Deshecho la mala fe en tanto motivo. Realmente están convencidos.
Me refiero a estar activo, pues no hay forma de negarlo: me pinchan y grito. Sigo vivo, dan por descontado, ¿sino a quien enviarían las señales?, ni que se hubieran vuelto locos, y locas, añado respetando géneros. Espera, yo, preciso: lo dicen involuntaria y hasta inconscientemente tal vez, incluso si me piden encargarme de esto o aquello o envían invitaciones a mi nombre para acompañarlos en un emisión virtual o a bailar o ayuntarnos -en gustos se rompen géneros y aun el tufo a sepultura excita (empiezo a contradecirme, así que paro, jeje).
Todo lo Tic lleva música y de preferencia a este Mr.

Eso seré, según parece: daño colateral de la crisis con pandemia; otro, entre muchos.

Estaba advertido y por ello hago cuentas regresivas cada tanto: tres, dos, uno...

¿Convertir a Rancho Tic en una simple salida? Según ella los abuelos adoptivos merecen sueldo y prestaciones y como lo soy de su N... 

No habrá más planes Ecatedeath, pues. Bueno, puedo pedir remuneración allí, envileciendo el propósito. 

Los principios cuestan. ¿No importa cuánto?

¿Ven, nietos reales y adoptivos? Necesito mis cosos cuadernosos también como orejas. ¿Sirvo para ilustrar el entorno?

Llama Él. 

-Ven a comer. Hay trabajo para ti. 

Rascamapache o Suertudo llevo por nombre, sí. ¿Y los demás en situación parecida?, ¿allá ellos?

Para referenciarme busco el número de muertos en Colombia ayer.

¿Y hoy?
-0-
Los cercanos, y eso es elocuente, ¿no?, llevan rato tratándome como al anciano a quien pasean de vez en vez. El resto no me conoce o tuvo tratos conmigo cuando Noe nos subió al arca, según afirman, pues no recuerdo un evento parecido ni al susodicho.
En fin, para qué pelear, si yo quiero también dedicarme a las bancas, los céspedes retozadores y uno que otro columpio. Perdón, amita: tengo deudas con el parque de mi infancia. Te escribiré, prometo, mañana, tarde y noche, enamorado, obviamente y siempre más.
Nos gusta mucho esta canción, ¿verdad? Sus razones habrá.
"Cómo es mejor el verso aquel..." De aquí a diez años seré un auténtico príncipe azul. Con N seguiré jugando, que hay roles irrenunciables.
Daré click a publicar, la notita, digo, por el efecto de eco.  
         

 El once ideal

Este Un largo viaje quiere ser ahora cuaderno y no más blog donde apuntar. Si lo consigue -como si necesitara gran cosa para lograrlo, jeje...