-Hagamos un balance de América en los últimos dieciocho meses -propongo a las mujeres a quienes acudo aquí y allá por el continente para que nos lo descubran usando un espacio virtual.
-¿Por qué ese plazo? -preguntan.
-Inaugura la Revolución Mundial.
Sonríen conociendo mi desbordado, ingenuo optimismo.
-Va -dice una por una.
Mientras, sigo con los multicolores cuadernos que escribo hace trece años como vocero de La corte de medianoche, ente colectivo en constante crecimiento formado por personajes reales, ficticios, mitológicos, repartidos por milenios a lo largo y ancho del planeta. Son textos que a veces usan mi vida para contar, mirando así las dos grandes guerras: una entre Estados y clases y otra cotidiana. Hay humor y a ratos erotismo.
Al mismo tiempo grabo videos donde desarrollar los temas.
-¿Está loco? -dice O en silencio, pues no quiere coartar lo que quizá tiene sentido aunque viole las normas.
¿Cómo darle orden?
"1947, el año en que todo empezó"
Así se titula el trabajo de alguien respetable.
Ese año en "el que empieza nuestro ahora" nací yo. "...todavía no existen los derechos humanos y la división alemana señala el camino hacia la guerra fría (...) Paul Celan y Nelly Sachs escriben sus poemas sobre la pérdida inasumible. "George Orwell empieza 1984 (...) Christian Dior crea el tan femenino New Look y (...) Elisabeth Åsbrink entreteje una historia familiar con el relato de migrantes y refugiados que atravesaron el planeta sin haberlo buscado."
Ese alguien que hizo el libro, Elizabeth, olvidó varios hitos sustantivos para nuestra óptica:
La ONU recién fue creada, avala a Israel como Estado y reconoce a Francisco Franco. Se produce la independencia de la India y su partición para dar origen a Paquistán. La Larga Marcha china cerca Pekín y se hará gobierno pronto, en Argentina avanza el peronismo y México está a punto de merecer caracterizarlo como dictadura perfecta.
¿Por qué Elizabeth escogió la literatura que cita y no la sintetizada en estas líneas para nosotros inigualables?
“…los que no han vivido esa experiencia –dice un
sobreviviente del fascismo alemán- nunca sabrán lo que fue; los que la han
vivido no la contarán nunca; no verdaderamente, no hasta el fondo...”(1)
"¿Hay escritura o creación posible después de Awschitz?"(2)
"No puedo encender el fuego, no conozco la plegaria, ya no sé cómo encontrar el sitio en el bosque, ya ni siquiera sé cómo contar la historia. Lo único que sé hacer es contar que ya no sé cómo contar esa historia."(3)
Cuestión de preocupaciones.
Permítanme presentarles a nuestra Corte a través mío:
Igualitito
que en la obra cumbre del último gran poeta en lengua irlandesa(4), duermo
plácidamente y el reclamo de una metálica voz me despierta:
-"¡Eh, tu, vago, ¿qué haces ahí cuando la más digna corte jamás reunida espera para juzgarte".
Claro,
no estoy en el lomo de un río, a la manera del campesino en el poema,
sino sobre la cama, y no es una monstruosa mujer de mirada sangriente
quien amonesta, sino El Grillo, metro sesenta de altura, pecho echado pa
lante y ojos de capulín.
-¡Comadre! -le digo harto contento al verlo tras casi cuarenta años.
-No te hagas baboso y jálale.
-¿Y ora?
-Que nos juntamos pa darte con todo.
-¿A mí? -alcanzo a preguntar antes de que como soñando aparezcamos en un castillo cuyas troneras echan humo fabril.
Frente
a nosotros el abuelo, Filiberto, una de las muchachas que violaron en
1524, Bryan O´Donnel, la niña coja por un
bombardeo, el Niño de Piedra sioux, los pequeños cuyos ojos vaciaron píos
monjes católicos camino a Jerusalem; Hila, púber negra del río Níger a quien en el
siglo XIII dieron como amante esclava; Derzu Uzala, cazador de los
bosques siberianos chinos; Saavi, madre al sur hindú hace mil
años; Pepé Llagos y Dosy, nacidos en una cuenca minera casi sobre los
Picos de Europa; Felícitas, Malena, el Jarocho, en gigantescas
representaciones se sientan a una mesa sobre lo alto.
En la multitud alrededor hay muchos rostros conocidos y el resto tiene un impreciso aire familiar.
Acostumbrado
a los escenarios con miles de protagonistas, el abuelo no necesita
forzar la voz para que se escuche a través del eco profundo en el
fantástico lugar.
-Mira
-dice extendiendo la mano en un movimiento circular. -Te nos dimos, tan
diversos en tiempo y espacio y tan íntimos como deseabas. Y has
traicionado nuestra confianza.
Prometo cumplir la
tarea y recuerdo a Domingo embobándose con los recuerdos de una bronca toma de
predios, para que repentinamente, sin venir a cuento, pensaría uno, los ojos se le
fueran quién sabe a dónde y dijera:
-Todo fue por mi papá, que vendía pájaros en el
mercado y no tenía un centavo y andaba cante y cante.
Nací, pues, aquel 1947, en la ciudad de México, que crecía como pocas en el mundo respondiendo a procesos más o menos universales, si quitamos a Occidente, esa noción creada por las elites europeas y estadounidenses: una multiplicación demográfica sin par en la historia y campesinos y campesinas trasladándose masivamente a los centros urbanos.
Digo que apenas pude gatear subí a la azotea de la cual no saldría nunca para en sueños hacer mi vida abajo. Me explico.
Imaginen que viven en un departamento con padres y dos hermanos. Hay tres recámaras, baño y medio, sala cuya luz viene de espléndidos ventanales... Es bonito el lugar y cobija, pero por fuerza lo dominan la autoridad e historias personales en más o en menos inevitablemente fracturadas.
Arriba espera un anchuroso valle antes cubierto por lagos, que salpican pequeñas ciudades y poblados prehispánicos a contracorriente de la mancha urbana cuyo crecimiento no para; nubes altas, densas, morosas con que el trópico se matiza a dos mil metros por cuatro estaciones bien marcadas; montañas madre cercándolo y al fondo el majestuoso par de volcanes nevados. Y sobre todo las campesinas convertidas, sin eufemismos, en sirvientas, a disposición de los patrones a veces hasta el domingo incluido, replicando la calle donde albañiles, jardineros, tamaleras, trabajadores fabriles, venidos de cien países geográficos, étnicos, lingüísticos, agujerean nuestra modernidad.
Luego borronearé viñetas sobre ellos. Primero: En la azotea el canto de Felícitas descubre un valle distinto al que mis ocho años de edad revelan y construyen.
Las manos de la joven campesina se empeñan ágiles y sin pesar contra la piedra del lavadero y el correr del agua y llenan el aire de amabilidades, sugerencias, aromas que toman de cuanto su vuelo toca. Sólo quien asiste a la escena percibe cómo con ello la realidad alrededor se trastorna, despertando las sombras del vasto llano al pie de las montañas, para un paseo hacia rincones a los cuales mi imaginación no puede asomar y entonces son pura borrachera.Y después: Contemplaba en las colonias alrededor el cada vez distinto éxito de generaciones de campesinos para apropiarse de aquella realidad nueva, convirtiéndola en un criadero de ceremonias de la fe, de los cuerpos, de las palabras: un culto de siglos renovado con los más disímiles recuerdos de otros y meras ocurrencias; formas de andar, de usar una banqueta, un poste o una barda para exhibir o encubrir retos y recatos; estados de ánimo, creencias, giros que buscaban una sintaxis propia y nombres que se tomaban prestados de esto para confundir o revelar aquello, o que quedaban volando a medio camino para invocar u ocultar a ambos de una sola pasada.
Va también la viñeta que dio pié al resto:
El
que en batita y apenas supo andar subió a la azotea de la cual no
saldría nunca, haciéndose viejo revisa el espectáculo alrededor. Nada
puede ser más asombroso que ese primer día en cuya dirección marcha y
aun así se confunde.
Al
fondo una caravana viaja en 1177 y cerca del pretil hace alto a
principios de 1972 en el Santo Lugar, sin que los habitantes de una y
otro perciban la mutua presencia.
En la espalda quien mira recibe una animosa palmada del abuelo, muerto sesenta años atrás.
-Vamos, que los bisnietos y tataranietos esperan para comer.
Dando
vuelta el cielo se cae a pedazos en 1524, estalla una y otra vez y
pareciera encontrar remanso en un río de carbón y las bocas a lo largo
entre montañas.
Qué cosas digo: menos que nunca hubo quietud allí.
Con ese hombre hago la:
Crónica interminable
Eso firmó mi abuelo Belarmo cuando entre 1936 y 1938 dirigía una pequeña república semiautónoma en lucha, más que contra la España Negra fustigada por el poeta, para detener a Hitler y Musolinni.
Lo vemos aquí participando a su pueblo la protesta hecha.
Murió en 1950 y cincuenta años después vino a vivir conmigo para cuidar el libro que escribía sobre aquellos asuntos.
Hoy, cuando inicia la crisis civilizatoria que con suerte puede llevarnos a sociedades más solidarias, libres, equitativas, emprendemos juntos una aventura rumbo a pasado y presente, ayudando según nuestras fuerzas.
Tiene muy pocas pulgas ese mentor que trabajó en la minería y apenas protesto por cualquier cosa amenaza meterme dinamita en salva sea la parte.
Bromeo a ratos pues sin humor resultaría pesadísimo el encargo que nos dieron quienes no están más, conforme decía un gran tipo: Se lucha sobre todo a nombre de las y los de antes, muertos
combatiendo por justicia.
1492
Iniciamos por ese año que el abuelo gusta llamar del Maléfico, para saltar después según se necesite.
Colón trepa a sus carabelas, pequeñas naves casi recién nacidas entre portugueses y gracias a los marinos que andan hace mucho el Mar del Norte, y no sabe quiénes operan la obra en secreto sin darse cuenta bien a bien de sus consecuencias.
Simplifico extraordinariamente los hechos para un mejor entendimiento, porque nada es comprensible en la cristiandad latina o Europa centro occidental sin el papado y otros grandes agentes.
Cinco exactos siglos más tarde alguien escribiría en infame tono melodramático: "En tiempos muy antiguos existió un gigante guerrero, triunfante, dominador. Un día, fatigado, se detuvo. Aturdido,
torturado, fue dado por muerto, encadenado por múltiples amos (...) Entonces, el gigante fraguó su plan: recuperar sus fuerzas (...) y partir hacia la conquista del mundo (...) El gigante era Europa..."-¿De qué hablas, buey? -pensé apenas leer a ese alguien que pronto codirigiría el Banco Central Europeo. -Tu guerrero nació poco a poco en los ocho siglos llamados medievales, y lo de gigante y dominador cuéntaselo a tu abuela, pues se echa al océano ahora porque no puede con el Islam, quien le cierra las puertas a China, esplendor de esplendores que todos procuran. Y corrieron con hartísima fortuna si pensamos en "América", continente inconcebible para ustedes.
"De otra manera ni en jarras la magna obra. A cualquiera se le ocurre tomar un cálculo simplón sobre nuestra esfera terráquea. Era cuatro veces mayor, creo. Neta, no por nada Portugal echó a patadas al Almirante."
En fin, eso y bastante más se permitirá su cultura para adulterar la visión de un mundo que depredará a ritmos escalofriantes para el mismísimo Angel Caído.
-Espera, te pongo un mapa -sigo desproticando contra Monsieur Mentira, como deberían llamarlo.
-¿Sufriste mareos? Porque esa obra cartográfica tiene como eje china y no tu continente, como empezará a suceder unas décadas tras los viajes del aventurero genovés, alias don Cristóbal.
-Menudo truco. Desde ese momento y sin faltar minuto susurran al planeta: El centro de la tierra somos nosotros.
(favor de echar un ojo a 1492 y ¿cuándo nació la decolonización?.)
Un país llamado México
Esto es una crónica interminable, se niega a volverse supuesto curso de historia y no enteramente a capricho pasa al momento en que ando con mi compadre, obrero cuyo ojo derecho se llevó cierto bicho crecido entra la carne podre que empleaba una empacadora de embutidos.
Red de agujeros llamo a mi país por un poema mexica escrito tras caer Tenochtitlán en manos de Hernán Cortés y sus aliados:
“En los
caminos/yacen dardos rotos,/los cabellos están esparcidos./Destechadas están
las casas,/enrojecidos tienen sus muros.// Gusanos pululan por calles y
plazas,/y en las paredes están salpicados los sesos./Rojas están las aguas,
están como teñidas,/y cuando las bebimos,/es como si bebiéramos agua de
salitre.//Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe,/y era nuestra herencia una
red de agujeros”.
-0-
Conozco lo sucedido durante 1994 en Aguas Blancas, Guerrero, gracias a testimonios que recabó quien luego me ofrecería escribir sobre Digna Ochoa y su presunto "suicidio asistido".
Las dos historias tal vez se enlazan por ese estado, Guerrero, donde murieron los campesinos, que desde 1970 vive una virtual "guerra sucia". Militares, mafias criminales y funcionarios públicos corruptos tienen allí su reino hasta nuestros días, sabremos después por la noche de Iguala, cuyo "secreto" se guarda
![]() |
Julio César Mondragon Fontes, el normalista de Ayotzinapa cuyo cuerpo apareció tras la Noche de Iguala. |
también en el rostro desollado de este joven. Nuevamente a pedido recogí los hechos y así pareceré certificar palabras que en 2002 soltó a una grabadora otro hombre cuando le preguntaron:
“Esto no ocurre en México ni hay manera de establecer paralelos con Colombia. Lo que estamos es ante el caso típico que debemos llamar estado de Guerrero.”
Al poco nuestro país todo vivía una situación semejante. Se confirmaba así una máxima esclarecida años atrás: el crimen organizado es esencia capitalista; constituye parte de su sector informal. Para entonces en la economía de esta Red de agujeros tres quintas partes se registraban como informales.
-¿Terminaste? -pregunta el abuelo.
-Por ahora. Debemos visitar a Jacobo Fugger.
-¿Volver a Europa en tiempos de Colón mientras África Negra nos espera? Estás loco. Ven.
-0-
Cambiemos de tono para un tema relacionado con el anterior.
Grito, 2014
¿Argelia en los 1950s?, pregunto para los demás, y para mí: ¿En verdad están cagados de miedo? Sí, de sí mismos, de lo que están preparados a hacer a la menor provocación.
-0-
Esa viñeta decidirá a familiares y abogada del estudiante de Ayotzinapa a encargarme un libro a hacer en seis semana, presentando su caso ante la corte internacional contra la tortura.
Charlas con Juan
Quien leyó Calzada, introducción a los cuadernos, sabe quién es Juan y qué la Calzada de los Misterios.
Ese mi más antiguo, fiel amigo, echa lazos mientras escribo y desespera cuando como ahora rompo el pacto al aspirar a un todo coherente que no se pierda entre blogs a millones dispersos por un inaprensible mundo virtual.
-Falta nada para que intentes traicionarlos. ¿Realmente puedes imaginar su conversión en libro? -dice.
-No -respondo. -Hago videos paralelos a ellos, ¿verdad?
-Horribles, jeje.
-Algunos no, creo.
-Tal vez, pero grabas tantos, que para quienes bien o mal te seguimos no hay manera de encontrar las agujas en el pajar.
-Los cribaré, prometo, tras editarlos. Estos dos irán juntos, entonces.
-¡No! -grita.- Haces bien en dividir planeta, país, entorno, tú y tu interior. Déjame, con Filiberto, para más tarde.
-Filiberto... ¿Quieres introducir el suspenso?
-¿Por qué?
-¿Quién es?, preguntarán nuestros visitantes.
-El que te guiará ideológica y éticamente.
-Para, me estás rebasando en dispersión y demandas orden.
-Llevas razón.
-Paty, a la cual solo conozco por una red social, siente que los introduzco en mi memoria y no al modo de Guillermo Prieto.
SIGUE EN Cuadernos. 2.
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